PAPIER COLLÉ
Papier collé (en francés: papel pegado) es una técnica pictórica y
un tipo de collage. Con el papier collé, los artistas pegan piezas planas
(papel, tela, etc.) en la pintura de la misma manera
que lo harían en el collage, excepto en el hecho de que la forma de las piezas
pegadas determina el objeto en sí. El pintor cubista Georges Braque, inspirado en la técnica de collage de Pablo Picasso, fue su inventor y el primero en utilizarla en
su obra Frutero y vaso, en el que el vaso es un trozo de periódico
cortado con la forma de un vaso.
ANTECEDENTES
La analítica
cubista había resuelto la transformación del objeto natural en objeto
artístico, elemento de la pintura de Cezane que fue marginado, la
calidad sensible de la materia empezó a apreciarse desde dentro de la
funcionalidad cubista.
Picasso y
Braque no logran introducir el color en sus cuadros, y es después de
que las dificultades de la abstración se llevaran a un máximo, cuando
comienza a citarse más explícitamente la realidad y el color en los cuadros.
El primer cubismo desemboca
así en 1912 en una pintura que empieza a convocar recuerdos objetivos
de la naturaleza matérica. Lo mismo que se insertan las letras como
signos de realidad, se incorporan otros elementos reales, algunos que evocan
virtualmente aspectos sensibles de la sustancia.
Se simulan,
para ello, vetas de marmol, la superficie de una chapa de
madera y otras texturas,particularmente el granulado y la rugosidad. A
veces se espesa la pintura mediante la mezcla del óleo con otras materias
(serrín y arena ) para lograr efectos. También se intercalan papeles de periódico, papeles con
imitaciones de vetas de madera o de mármol, o con otros diseños, que se pegaban
sobre el lienzo sobre el papel de dibujo
CREACIÓN
Del mismo modo,
después de haber imitado la madera o el mármol o las tapicerías en sus
obras de 1911-1912, Picasso y Braque se dieron cuenta de
que era considerablemente más fácil y mucho más verídico pegar en el cuadro un
trozo de papel, imitando perfectamente a las diversas materias, papeles que se
encontraban entonces normalmente en las tiendas y que servían a los pequeños burgueses de
la época para decorar las paredes de sus apartamentos. Un sello
de correos o una tarjeta
de visita hallaban de esta forma y
con toda naturalidad su lugar en este sistema de figuración. Desde el momento en
que se encontraban así introducidos crudamente en las telas, ya no quedaban sometidos
a la perspectiva, como había ocurrido con las tapicerías o las páginas de un
misal, por ejemplo, en la pintura dásica.
Así nacen
los papiers collés, técnica con la que Georges Braque conseguirá
dar con realizaciones deliciosas
y enormemente sobrias. Braque, al contrario que Picasso, no fue partidario de
mixtificar o complicar procedimientos, y sus composiciones suelen
ser muy económicas, en especial después de haber comenzado a hacer collages.
EVOLUCIÓN
Poco a poco,
el papier collé se convierte, además, en un notable auxiliar de
la expresión espacial. A
fuerza de utilizarlos, Picasso y Braque se dieron cuenta de que, efectivamente,
tanto como la superposición de los planos, e incluso mejor, la diferencia
de valor y
de altura de tono de estos papeles parecía hacerles avanzar o retroceder con
respecto al fondo, o unos respecto a otros.
Por ejemplo, en
la Naturaleza muerta con periódico,
de Picasso (1914), o la Naturaleza muerta en una mesa,
de Braque 1913; se ve perfectamente
bien no sólo cómo los papiers collés nos informan acerca de la materia de los
objetos (una mesa de mármol en el
primero y de madera en el segundo), sino también de qué manera el paquete
de tabaco "se
eleva" sobre el diario y el diario sobre la mesa, y, en el segundo, la
forma en que la elevación de tonos refuerza la imbricación de los diversos
planos.
Con el tiempo,
este carácter espacial adquirió prioridad sobre el figurativo. En la naturaleza muerta de
Braque, por ejemplo, se observa que la madera de la mesa se antepone a la sombra negra de la botella, y
finalmente parece que la relación espacial abstracta entre los
dos planos sea más importante para el autor que la pura lógica de las sensaciones. Picasso, aún
más que Braque, adquirió con mucha rapidez una notable independencia con
respecto al contenido figurativo de los papiers collés, utilizando
indiferentemente papel de periódico o madera para representar a un violín, o bien trozos de simple papel de
color sin ningún valor representativo.
El contraste
tonal, eso es cierto, había sido siempre en la pintura clásica un agente de la
expresión espacial, pero los artistas lo utilizaban entonces en el contexto de
la perspectiva aérea. Lo que resulta nuevo en las obras cubistas es que, no
estando ya sometidas a la perspectiva, el contraste engendra nuevas relaciones
espaciales. Puesto que el tono local ya no coincidía con la forma, se llegó -a
partir de 1910, pero más aún con la
aparición de materias falsas y de los papiers collés- a una verdadera
disociación de la forma y del color. No sólo el volumen perdió
su densidad en provecho
de los planos, sino que el espacio mismo perdió su homogeneidad y su isotropía.
Se asiste a la creación de un espacio enteramente nuevo en el que los cuerpos pierden su opacidad y se
convierten de algún modo en transparentes (se puede ver muy bien,
efectivamente, un objeto a través de otro), un espacio que ya no se mide y
define en función de una visión unitaria o monocular, como ocurría con el
espacio clásico, y en el cual las relaciones de posición se sugieren sin
evaluarlas de una manera estricta.
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